El encuentro se desarrolló en el espacio de Nuria Mediavilla (@nuriamediavillavoz), un lugar donde la palabra, el cuerpo y el silencio pudieron entrelazarse y encontrar su resonancia común.

Durante las dos jornadas, de carácter inmersivo y vivencial, un círculo de 12 mujeres fue tejiendo su propia memoria colectiva. La experiencia se centró en la conexión con el espíritu vegetal, fuente esencial de la vida humana y espejo del vínculo sagrado entre cuerpo y tierra.

El Sistema Floral del Jardín de Artemisa acompañó el proceso como lenguaje oracular y medicina simbólica, ofreciendo una trama poética que sostuvo y amplificó la experiencia somática y creativa de las participantes.

El taller propició un espacio de introspección, conexión y expresión, donde cada mujer pudo reconocer en sí misma la sabiduría que florece al habitar el cuerpo y la voz en totalidad.

La práctica colectiva reveló, una vez más, la medicina de la trama y el llamado del corazón: recordar que la voz que sana es la que nace de la escucha profunda y del encuentro.